Wednesday, March 31, 2021

 

 

El viejo y el perro muerto

 

 

Ahí estaba, en la esquina con su liquilique de caqui más prendido que un farol y hablando mas que un radio loco.

Desde la 5 de la mañana cuando abre la bodega de Don Emilio, los vecinos que trabajan en el Tucutunemo, toman el café reforzado con aguardiente claro o anís antes de partir a trabajar.

El Sr. Heredia ya no trabaja, es un señor entrado en años, el se toma unos carajillos y luego prescinde del café y se toma los tragos puros, a las 6:30 ya los efectos del licor le alborotan la lengua y comienza cual quijote a librar batallas contra molinos de viento y cuanto ser humano o animal pase por esa esquina.

Me llamaba mucho la atención sus peleas imaginarias, me causaban risa, pero cuando la agarraba con algún vecino o muchacho que caminaba hacia la escuela, me daba rabia.

Un sábado al parecer se cayó de la cama, a las 5 de la mañana ya estaba borracho y armando escándalo en la esquina, cerca de la ventana de mi cuarto, me despertó. Me bañe y vestí y antes de las 6 me fui a la iglesia a oír misa. De regreso encontré un perro muerto que ya presentaba signos de descomposición y me dije, a este señor que tanto molesta le voy a echar una broma. Agarre el perro muerto y lo puse dentro del zaguán de la casa del Sr. Heredia

 

 

 

 

 

 

El Agua y el Papel toalet

 

 

De niño siempre en vacaciones pasaba temporadas con mis tías y abuela, ellas vivían en Catia, dos tías y la abuela. Yo disfrutaba ir al mercado por las mañanas y el resto del día la pasaba jugando solo, ya que no habían niños en casa.

 

En la tarde cuando regresaban las tías de trabajar, era la hora del baño, mis tías auque vivían en Caracas, eran de Píritu, un pueblo que toda la vida ha tenido problemas de agua, por lo que ahorrar agua era mandatorio en esa casa.

Yo me metía al baño abría la regadera, me sentaba en el piso y comenzaba a jugar. Mi tía Leticia que era un Tacamajaca a los pocos minutos comenzaba con la cantaleta, cierra la regadera, no gastes tanta agua, apúrate, apúrate mijito, cierra la llave ya….yo la mayoría de las veces al tercer o cuarto grito, cerraba la regadera y terminaba el baño.

Una tarde, tenía muchas ganas de jugar y hacer de oídos sordos a los llamados de la tía. Una vez en el baño, abrí la regadera y dí rienda suelta a mi imaginación, al poco rato comenzó la tía a hacer sus llamados mientras yo me cubría en jabón para simular un muñeco de nieve, de repente mi tía dice, ya no te lo digo más, cierra la regadera ya. Yo convertido en el hombre de nieve, tuve que hacer caso y trancar el agua y lo que se me ocurrió para quitarme el jabón fue hacerlo con el papel toalet. Salí del baño empapelado y tuvieron que bañarme de nuevo.


Juan Rafael Sandoval Mata

Caracas, Julio 2020

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