CONFLICTO
VENEZUELA
El país ha sido sometido en
las últimas dos décadas a un permanente conflicto político que ha logrado entre
otras cosas herir de muerte la institucionalidad, desestabilizar la democracia
en su esencia y destruir el aparato productivo. Venezuela, hoy, es un país
dividido, polarizado, radicalizado, a un paso de pasar a mayores, recientemente
hemos visto manifestaciones violentas (ejecuciones, linchamientos) que no
auguran nada bueno.
El sector oficial ha tratado
de imponer un régimen socialista que es repudiado por buena parte de la
población y la oposición se ha enganchado en un conflicto que ha polarizado a
la población, permitiendo que la pasión se imponga a la razón y que, obcecados,
cada bando arrime la brasa a su sardina sin percatarse que, a pasos agigantados,
el país se deteriora y se nos escapa de las manos.
Un país en conflicto no
progresa, se anarquiza y termina transformándose en tierra de nadie. Venezuela
por tradición ha sido una tierra hospitalaria, razón por la cual, oleadas de
extranjeros la escogieron como destino para relanzar sus vidas, hoy vemos como
a diario cientos de compatriotas, en su mayoría jóvenes preparados, emigran en
busca de oportunidades, estabilidad y seguridad.
Paradójicamente un gobierno
que amenaza con las armas y las emplea para reprimir manifestaciones legítimas
de ciudadanos desarmados, que fomenta y permite la actuación de grupos armados
en el país, que en conocimiento de la actuación de los llamados Pranes en la
comisión de asesinatos, secuestros y narcotráfico, permiten su operación, hoy
es promotor de un dialogo de Paz entre la guerrilla y el estado colombiano.
El conflicto continúa, el 6
de diciembre de 2015, el pueblo buscando una salida a la terrible situación de
inseguridad, alta inflación, desabastecimiento de alimentos, medicinas,
repuestos, agravados por precarios servicios y un gobierno signado por la
corrupción a todos los niveles, votó mayoritariamente por los candidatos de la
oposición otorgándoles mayoría calificada con 112 diputados de 197 que
constituyen la asamblea nacional. Tirios y Troyanos sacaron el hacha de la
guerra y no la han guardado ni un minuto. Lo que pudo ser una válvula para
liberar presión se ha obstruido y amenaza con avivar más el conflicto.
Hasta donde llegaremos en este
juego perverso, los mecanismos civilizados para la resolución de conflictos que
hoy como país recomendamos a los hermanos colombianos abrazar, nos son vedados
a nosotros mismos. La población está cansada, indignada. Su inacción no es
porque esté agradada por la triste realidad que vive. Todavía confía en que la
dirigencia política del país evite que el pueblo se eche a las calles y se
genere una conmoción de tal magnitud que nos conduzca a una masacre o guerra
civil.
Es hora de construir puentes
y cruzarlos. Basta ya de discursos agresivos, vengadores, oportunistas y
pueriles. Hay que ceder en posiciones para lograr un clima en el que se pueda
negociar y acordar acciones que nos permitan, a todos, participar en la
reconstrucción del país, de su aparato productivo, de sus instituciones y sus
valores.
Estas reflexiones las
comparto con mis amigos en las redes sociales esperando a que contribuyan a la
solución de los conflictos que vivimos y que no podemos seguir postergando
enfrentarlos.
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