Thursday, March 31, 2016


CONFLICTO VENEZUELA


El país ha sido sometido en las últimas dos décadas a un permanente conflicto político que ha logrado entre otras cosas herir de muerte la institucionalidad, desestabilizar la democracia en su esencia y destruir el aparato productivo. Venezuela, hoy, es un país dividido, polarizado, radicalizado, a un paso de pasar a mayores, recientemente hemos visto manifestaciones violentas (ejecuciones, linchamientos) que no auguran nada bueno.
El sector oficial ha tratado de imponer un régimen socialista que es repudiado por buena parte de la población y la oposición se ha enganchado en un conflicto que ha polarizado a la población, permitiendo que la pasión se imponga a la razón y que, obcecados, cada bando arrime la brasa a su sardina sin percatarse que, a pasos agigantados, el país se deteriora y se nos escapa de las manos.
Un país en conflicto no progresa, se anarquiza y termina transformándose en tierra de nadie. Venezuela por tradición ha sido una tierra hospitalaria, razón por la cual, oleadas de extranjeros la escogieron como destino para relanzar sus vidas, hoy vemos como a diario cientos de compatriotas, en su mayoría jóvenes preparados, emigran en busca de oportunidades, estabilidad y seguridad.
Paradójicamente un gobierno que amenaza con las armas y las emplea para reprimir manifestaciones legítimas de ciudadanos desarmados, que fomenta y permite la actuación de grupos armados en el país, que en conocimiento de la actuación de los llamados Pranes en la comisión de asesinatos, secuestros y narcotráfico, permiten su operación, hoy es promotor de un dialogo de Paz entre la guerrilla  y el estado colombiano.
El conflicto continúa, el 6 de diciembre de 2015, el pueblo buscando una salida a la terrible situación de inseguridad, alta inflación, desabastecimiento de alimentos, medicinas, repuestos, agravados por precarios servicios y un gobierno signado por la corrupción a todos los niveles, votó mayoritariamente por los candidatos de la oposición otorgándoles mayoría calificada con 112 diputados de 197 que constituyen la asamblea nacional. Tirios y Troyanos sacaron el hacha de la guerra y no la han guardado ni un minuto. Lo que pudo ser una válvula para liberar presión se ha obstruido y amenaza con avivar más el conflicto.
Hasta donde llegaremos en este juego perverso, los mecanismos civilizados para la resolución de conflictos que hoy como país recomendamos a los hermanos colombianos abrazar, nos son vedados a nosotros mismos. La población está cansada, indignada. Su inacción no es porque esté agradada por la triste realidad que vive. Todavía confía en que la dirigencia política del país evite que el pueblo se eche a las calles y se genere una conmoción de tal magnitud que nos conduzca a una masacre o guerra civil.
Es hora de construir puentes y cruzarlos. Basta ya de discursos agresivos, vengadores, oportunistas y pueriles. Hay que ceder en posiciones para lograr un clima en el que se pueda negociar y acordar acciones que nos permitan, a todos, participar en la reconstrucción del país, de su aparato productivo, de sus instituciones y sus valores.

Estas reflexiones las comparto con mis amigos en las redes sociales esperando a que contribuyan a la solución de los conflictos que vivimos y que no podemos seguir postergando enfrentarlos.